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ResponderEliminar¡Uy! ¡Qué post tan interesante!
ResponderEliminarMe agradaron casi todos los consejos, aunque, debo reconocer que no sé qué es un arcipestre. Disculpe usted, pertenezco y crecí en una diócesis pequeña; bueno, más que pequeña (creo que sería insensato llamarla de esa forma cuando habemos 3 millones o algo así de habitantes en ella), creo que, más bien debería describirla como algo pobre y sin muchas pretensiones, ni altos vuelos (no sé que haya canónigos por nuestra Catedral, para empezar, como sí los hay en otros rumbos jeje, tampoco tenemos muchas órdenes religiosas por aquí, salvo algunos cuatro conventos perdidos entre el territorio; pura curia diocesana y ya); pero en fin, creo que sus comentarios merecen que me vaya de a partes y de abajo hacia arriba.
Sobre los feligreses problemáticos concuerdo en que sí: son problemáticos y no hay remedio. En sí las visitas de feligreses son o para ir a exigir imposibles retorceduras del derecho canónico o para ir a poner en mal a curas y servidores, y pocas con bases, sin embargo, supongo que en estos tiempos que corren es un mal necesario y un lado poco reconfortante del trabajo pastoral; pero no creo que deban eliminarse o ya los veo enllegando a todos hasta allá con el primado del país en caravana jajajajajaja
¿Pasear por la ciudad? Tal vez; pero debo decirle que el obispo anterior que tuvimos salía a correr y ni quién le hiciera caso. Ahora que, recuerdo haber visto realizando tal experiencia a uno de los canónigos de cierta catedral de otra cierta ciudad y a un monseñor y mi impresión fue que, al haber un mendigo a cada diez pasos en las cercanías, lo único seguro es que la bolsa de monedas la tenían que llevar siempre muy surtida o se arriesgaban a dar mal ejemplo en "caridad".
Y volviendo al asunto de los arcipestres, que si son quienes desahogan de trabajo al obispo, pues creo que eso es cada vez más difícil de conseguir en cuanto a "prestigiosos, venerables y santos" (Mi vena cínica no tiene cura)
¿Cada sábado y domingo en una parroquia diferente?. Déjeme contarle de algunos lugares en que algunos y algunas dicen "¡Chin! ¡Ya viene otra vez la fiesta patronal!". Y es debido a que recibir a un Obispo representa siempre gastos extensivos y a veces aunque se sacudan con fuerza las cajas no suena ni un centavo. Así que mejor el Obispo en su Catedral y todos felices.
Esa idea de conocer y quedar y charlar el Obispo con su sacerdote me place mucho; pero añadiría: a cuenta del superior (que soy mala y mezquina ¿verdad?).
Omitiré el que sigue porque ese comentario lo pondré aparte.
Lo de la web, los horarios, y demás me parece sencillamente: MARAVILLOSO. Algo tan simple y que pocos lo hagan me saca de quicio. Viajo bastante, y me resulta frustrante andar a la preguntadera y vaya que enfada llegar a un templo desconocido, verlo lleno de gente y comenzar a preguntar por los horarios de Misa y ¡¡¡que ninguno me sepa decir con seguridad!!! Suerte que extrangular al prójimo esté prohibido por los 10 mandamientos; bueno no por los 10, pero por alguno...
Ojalá su sueño se cumpliese y hubiese un confesor por Catedral en horario de servicio. Haría mucho bien a las almas.
¿Pontifical? ¿misa mayor? ¿abundancia de acólitos?... Ajá. Sí. Sobre todo cuando he visto que en ocasiones el padre celebrante es también lector, salmista, y nada más le falta colectar...
En fin, del dicho al hecho... falta mucho esfuerzo y también fe, supongo.
=) lo demás lo pongo aparte que luego me enredo más de lo que ya.
Sobre el rezo de las horas canónicas, me parece fabuloso; sin embargo, creo que, de organizarse, quien lo organice habrá de estar plenamente consciente que pesca con anzuelo y en aguas nada apropiadas.
ResponderEliminarLo que quiero decir es que toma algo de tiempo instaurar algo así y convertirlo en sana costumbre. Y también quiero decir que hace falta bastante formación e información y que una empresa de este tipo puede llegar a ser desesperante y pasar por muchos altibajos y retrocesos.
No lejos, en una Arquidiócesis de gran tradición y respetable antigüedad, durante el oficio divino del Viernes Santo, escuché a una gran dama decir a otra: "eso es cosa de los sacerdotes, uno no tiene qué participar", después de rechazar el cuadernillo que nos entregan a todos para seguir el Oficio (el que, por cierto, preside el Arzobispo), esto mientras rezaba el Santo Rosario, totalmente ajena al solemne momento litúrgico. ¡Plaf! =( si así andamos los de dentro...
Y pasando al último comentario que dejé pendiente, que bien sé que no soy ningún Obispo ni mucho menos, pero usted ha dicho que sus consejos son altamente opinables, así que opiné...
ResponderEliminar"Nada edificaría más a todos los fieles que ver rezar a su obispo todos los días, al amanecer y antes de la hora de la cena. "
Este comentario me pareció sobresaliente en más de un sentido.
En mi experiencia personal, como fiel de calle, metiche y no tan comprometida, debo decir que conservo tres recuerdos muy preciados respecto a este tema:
-El primer Viernes Santo que pasé en cierta Arquidiócesis, me pareció muy impactante ver al Arzobispo en compañía del Cabildo Catedralicio en pleno, llegar ante la Reserva Solemne (el Monumento) y arrodillarse a hacer oración silenciosa antes de comenzar el rezo del Oficio Divino. ¿Porqué me impactó? Porque jamás había visto a ningún Obispo (y de hecho he visto a pocos) hacer oración ante el Santísimo Sacramento. De hecho, he visto también a pocos sacerdotes diocesanos hacer lo propio.
-Un día especial, en que el Arzobispo celebraba sus bodas sacerdotales, no me enteré que sacaron a todos los fieles que hacían oración en la Capilla del Santísimo, así que me quedé ahí en oración (rezando la Liturgia de las Horas), sin darme cuenta de lo que pasaba y, de pronto, alcé la vista y me encontré con el excelentísimo y reverendísimo en persona. Fue un gran susto y yo no sabía qué hacer para disculparme; pero no pasó a mayores; pero otra vez me impresioné mucho al ver al Arzobispo en la capilla del Santísimo Sacramento, como cualquier fiel de calle. La misma experiencia se repitió días después antes de una Misa Solemne, así que me quedó la impresión que es un hábito en él.
-Pasado el tiempo, ocurrió que, durante una fiesta patronal, el acceso a la parroquia estaba clausurado por obras en la vía pública, así que el automóvil del Arzobispo se quedó varado. En lo que encontraron cómo hacerlo llegar y los del comité de recepción estiraban el pescuezo... el Arzobispo se les apareció muy campechano, caminando como si nada, y les preguntó que dónde podía ataviarse: venía del interior de la parroquia y ya había ido a saludar al Santísimo Sacramento. De hecho, cada año que llegaba a la parroquia para la Misa Solemne de la Fiesta Patronal, iba y se postraba unos minutos ante el Señor. Me tocó verlo en un par de ocasiones: que llegó como cualquier fiel, se arrodilló por unos minutos y luego ya se fue a la sacristía a cambiar.
¿Más edificada? ¡Imposible!
(NOTA: Este comentario formaba parte del anterior; pero resulta que me excedí en el número de caracteres permitidos)
ResponderEliminar----
"El obispo ante el sagrario puede sentarse en un banco como uno más, o disponer una sede, con un reclinatorio y una mesita para leer y escribir si lo desea."
Me abstendré de exigir que disponga una sede; pero sí añadiría: por favor, ir ataviado claramente como Obispo, que si va como algunos acostumbran por mis rumbos, de civil, tal vez corra el riesgo de que le suceda lo que a una servidora un día en que se le ocurrió que la Capilla del Santísimo Sacramento de Catedral era el mejor lugar para leer la Biblia y meditar: que entró una señora y me paró casi a patadas (estaba yo cómodamente sentada en el suelo en posición de flor de loto), me encajó una especie de garfios (¿serían sus uñas?) en el brazo, y creyó que así me estaba obligando a arrodillarme y me soltó unos cuantos gritos condenatorios y demás (no recuerdo a qué nivel del infierno me envió, o creo que ni infierno alcancé) y obvio: me hizo comprender lo sabio que es leer la Biblia y meditar en la capilla del Santísimo Sacramento de mi parroquia donde muchos me conocen y ninguno se ofende por mis excentricidades y mi espalda puede así conservar la necesaria salud y librarse de la tensión.
=) ¡Saludos, querido padre!
Y gracias por hacerme dar este paseo mental.
PD: El Arzobispo de mis 3 memorias felices es la misma persona (creo que, lastimosamente, no hay tantos tan devotos). Y lo que más le agradecí para mi edificación es que, cuando me encontró aquel día invadiendo su momento de soledad, sentada, leyendo, tal y como me encontró aquella señora gritona, haya reaccionado de lo más correcta y políticamente; no como aquélla, de quien sigo pensando que sería muy útil a la policía en sus interrogatorios. (Sí: acúsome de ser muy renconrosa y poseer un extremadamente sensible amor propio).
Bye.