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Que encanto de imagen, esta última de ese libro que parece antiguo. No se desanime, la cosa con los libros parece estar asegurada a pesar de las tecnologías que nos hacen perder el piso. Siempre es mucho mejor el papel impreso que la tableta aunque por practicidad optamos por lo electrónico digital.
ResponderEliminarEn fin Padre Fortea, tiene usted mucha razón con respecto a lo de las políticas y lo de echarse la bolita además claro esta de ese colchón ilusorio de esperanza de que todo de repente se va resolver a pesar de las acciones ejercidas en corrupto seguimiento del enriquecimiento propio (lo digo por los políticos).
Espero pronto ver algunos de esos libros para leerlos (en papel).
Saludos cordiales
Como una buena pluma y un buen argumento q se quite todo lo demas ; es insustituible por nada.
ResponderEliminarÁNIMO padre ! Yo estoy esperando el título de la novela policíaca y lo leeré en papel... eso de consumir energía eléctrica para leer un libro no va muy conmigo. Qué contamina más el medio ambiente, un libro de papel o leer libros en el ordenador etc ??
ResponderEliminarAzmara
No se desamine Padre Fortea.Sus libros son tesoros para la eternidad y lo que es más importante aún sirven para curar el Alma de la gente perdida.En el cielo lo recompensaran con creces Padre Fortea.Se lo merece.Usted es el mejor.
ResponderEliminarSaludos*
Sigue escribiendo Padre José Antonio, aun queda gente que le gusta la literatura con profundidad y buenos temas
ResponderEliminarMe gustaría saber desde hace bastante qué piensas sobre Tolkien y su obra en el caso de haberlo leído.
ResponderEliminarPuras quejas jajajajajajaja.
ResponderEliminarDisiento en cuanto a que a los músicos se les pague merecidamente. La piratería es un cáncer que les hace perder muchas ganancias por un trabajo honesto y esforzado. Y en no pocos casos les pasa lo mismo que a los escritores: las ganancias masivas se las llevan los peores de la escala: esas estrellas creadas de la nada por el marketing.
No es que la industria se esfuerce por elevar la mediocridad; simplemente se trata de que tiene olfato para ubicar las ventas. No culpe a los lectores, que en su mayoría, son sólo lo que el sistema ha creado: masas poco aventureras que sólo prefieren la simplicidad. Y si a eso le añade el poco interés por asuntos espirituales, pues ya puede usted descartar un gran sector del público, al menos en lo que respecta al gusto por algunas de sus obras.
La atracción del gran público por lo breve y superficial, debo agregar, la sufren todos los productores de contenidos (audiovisuales, literarios, artísticos, etc). Hoy día pocos tenemos tiempo para conceder a la degustación (en sentido figurado) de un video superior a los 10 minutos ya no se diga un escrito profundo y denso. Y si no se consigue la atención del gran público ¿qué queda como posibilidad de éxito visible? No hay que olvidar que ahora, desafortunadamente y para desgracia, todo se mide en "likes" y "views". Así que no los culpe por perseguir descaradamente la chuleta y ceder a los gustos multitudinarios fabricando en olla exprés estrellas plásticas para cualquier firmamento que lo admita.
Ahora que, si me permite decirlo, como escritora aficionada jamás profesional, he acabado por comprender que un escritor de verdad lo es porque obtiene en ello su felicidad, su realización y que esta realización no es precisamente material ni mucho menos cuantificable; sino que se trata de la gracia de enriquecer, de transformar, de crear un mundo nuevo o renovar éste a través del lenguaje escrito. He estado ahí: he gozado del momento en que una idea da origen a un sueño y ese sueño eleva el espíritu. Me he embriagado con el entusiasmo de encontrar la palabra perfecta, la extensión necesaria y el lugar preciso para cada signo de puntuación, para cada giro argumental. He sentido el poder de estar parada en una puerta dimensional (con tantas dimensiones como ideas giran en mi cabeza) y, por supuesto, he llevado algunas de estas ideas a la web, compartiendo los mundos creados en mi mente y he aprendido, que lo que paga todo mi esfuerzo (esas horas perdidas en mi obsesión) es encontrar un lector (y siempre lo he encontrado) cuyo espíritu sea tocado por mis letras. Uno sólo. Sólo uno. Eso es suficiente para mí. Lo demás es gracia y generosidad divinas. =)
Saludos padre.
Y yo, como Ángel Luis Robles, también tengo curiosidad respecto a su opinión sobre la obra de Tolkien, en especial porque con su "Historia del mundo angélico" parece usted haber bebido de fuentes comunes. Y por cierto, nada entre lo suyo tan insuperable como la "Summa" y "Exorcística"; me he apropiado de ahí una tercia o más de sentencias para la vida, como bombillas de reserva para alumbrar el camino. =)
He leído su libro sobre los ángeles. Contiene conceptos que me aclararon muchas cosas. Me ha servido de mucho provecho espiritual. ¿Cuál es la recompensa de un buen escritor? Nunca me lo he preguntado, supogo que debe ser que le lean y que trasmita las ideas en las que ha trabajado. Lo sé, porque yo también escribo.
ResponderEliminarPero Dios a cada cosa que hacemos le da un significado diferente. Me di cuenta que lo mío no era que leyeran mi trabajo la mayor cantidad de personas, sino que lo leyesen quienes tenían que leerlo.
Siento que las personas que hacen cosas para Dios no pueden esperar el triunfo en este mundo, mucho menos el triunfo editorial. Dios tiene a cuenta cada cosa y al final se verá el verdadero valor de lo que hemos hecho para Dios.
El velo del mundo sigue presente y el amor virtuoso va donde le abren la puerta. El mundo es territorio hostil y las cosas de Dios van por otros derroteros. Saludos.