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Padre Fortea, es atroz lo que pasa, peor aún lo que nos dice. Y la imagen muy pequeñita la entrada con un fondo azul.
ResponderEliminarNo tengo muchas palabras que expresar, unirme al clamor de justicia, y de rezar, por el cese o como dice la desaparición.
Saludos
ResponderEliminarSi hacen una encuesta y nos preguntan, todos responderíamos que hay que matar a los terroristas del Estado Islámico porque son, como muy bien dice Fortea, lobos sedientos de sangre. Sus ojos no están puestos en el Islam como nos hacen creer, tampoco están puestos en la posesión de territorios árabes y occidentales como nos insinúan para que así lo pensemos. No, ellos quieren sangre y sufrimiento de sus víctimas como así lo demuestran, ¡que otra cosa podemos pensar de quienes decapitan a sus secuestrados con un cuchillo de cocina! Decapitar con un cuchillo de cocina es una acción diabólica, una persona aunque sea muy mala y perversa no corta la cabeza de su víctima con un cuchillo de cocina, la exhibe como si fuese un trofeo, y lo graba en vídeo. Esta es una maldad propia del demonio y de los servidores que trabajan para él. Es así, no se le debe buscar otra explicación porque no la hay. Como no hay explicación para perseguir a los cristianos y a otras minorías religiosas decapitando a los niños, violando a las madres y después mutilándolas, y ahorcando a los padres, esto es una aberración que supera con creces a las bestias salvajes, ningún animal salvaje lo haría.
Cómo nos quedaríamos si viésemos con nuestros ojos que un yihadista se pusiese a jugar con un niño de 6 años encontrado en una fosa todavía vivo y agónico. Pues este caso es real. Un anciano se acercó y vio que el niño todavía tenía vida, lo tomó en sus brazos y corrió con él al hospital. Lamentablemente el anciano con el niño en los brazos se encontró con cinco militantes del Estado Islámico que cogieron al niño, y delante del anciano que lo llevaba, le arrancaron los brazos, le cortaron la cabeza, y le hicieron trocitos a la vista del anciano. Espeluznante verdad, se nos agota el diccionario para dar un nombre a esta acción diabólica. Son el mismísimo demonio, no encuentro otra explicación.
Me voy a unir a la convocatoria que nos ha hecho el Papa Francisco para mañana, pero si mi Dios me obliga a quitar la vida a los lobos sedientos de sangre del Estado Islámico, lo haré con gusto. Con mucho gusto, porque puedo comprobar, una vez más, que Dios es una persona lógica, mi Dios, es una persona lógica, y esto me hace cantar de alegría, y decir una vez más: ¡Me encanta, mi Dios!
ResponderEliminarEl cristiano debe ser una persona lógica y con sentimientos y no podemos quedar indiferentes o cuasi indiferentes y cruzados de brazos ante el sufrimiento porque está lejos de nosotros, porque les toca a otros o simplemente porque nos parece que las cosas malas siempre suceden fuera de casa. Las cosas cambiarían seguramente si las víctimas del Estado Islámico, el peor grupo terrorista que sin duda ha conocido la humanidad, los nazis del Islam, fuesen nuestros padres, nuestros hijos, nuestros nietos, amigos o colegas, entre otras cosas porque veríamos el peligro más cerca de nosotros. No podemos resignarnos a rezar únicamente mientras los lobos islámicos comen carne humana, rezar si pero también debemos actuar con todos los medios que están a nuestro alcance, y la mayoría de las veces para las personas comunes son más que los que usamos habitualmente.
Uno de los peligros, no peligrosos simplemente sino peligrosísimos de este grupo terrorista, no es simplemente que siembran el sufrimiento de millones de personas en el mundo entero, no son sus aberraciones sangrientas regando el mundo de sangre humana inocente, el peor de los peligros y el que más nos debe de preocupar sobre todo a los que formamos la Iglesia es que están buscando y consiguiendo adeptos en el mundo entero, ya hay más de dos mil occidentales de países del primer mundo ávidos de sangre humana que están esperando el momento que el Estado Islámico les autorice para comenzar a hacer decapitaciones con cuchillo de cocina, colgar sus trofeos en la red, y grabar sus vídeos ante la expectación atónita del mundo entero. El mal se propaga a más velocidad de lo que cabría pensar y mientras nosotros sólo rezamos.
Y que esto es así es evidente, el yihadista que decapitó con un cuchillo de cocina a los periodistas James Foley y Steven Sotloff es un británico que pasó a las filas del Estado Islámico, y ya hay mujeres occidentales yihadistas que están esperando cortar cabezas con la misma destreza y pudor que pelamos patatas. Parar esto con todas nuestras fuerzas y al precio que sea es obligación de todos, sobre todos de los que nos llamamos cristianos. Si nuestra seguridad entre comillas es más importante que decir la verdad, entonces algún día tendremos que rendir cuentas de nuestro instalamiento y apoltronamiento en la seguridad mientras otros riegan el mundo de sangre y de dolor y mientras millones de almas se condenan.